¿Qué es el Aceleracionismo?

Aceleracionismo: Filosofía, Progreso y el Futuro de la Tecnología

El aceleracionismo es una corriente filosófica contemporánea que ha ganado notoriedad en los últimos años, especialmente en los círculos académicos y tecnológicos. En términos generales, esta teoría defiende la aceleración del desarrollo económico, tecnológico y social, con el objetivo de superar las limitaciones del sistema actual, especialmente del capitalismo. Sin embargo, su propuesta no se limita a una simple glorificación del progreso, sino que aborda preguntas fundamentales sobre el futuro de la humanidad, el papel de la tecnología y la posibilidad de un cambio radical en nuestras estructuras políticas y sociales.

El aceleracionismo se ha convertido en un punto de discusión filosófica, política y tecnológica porque desafía la visión tradicional del cambio social, proponiendo que el camino hacia una transformación significativa no reside en la resistencia o en la reforma moderada, sino en llevar al extremo las fuerzas que ya están en marcha. Para entender esta teoría con más profundidad, es necesario explorar su origen, sus vertientes y las críticas que enfrenta.

1. Orígenes del Aceleracionismo: De Marx a Deleuze y Guattari

El aceleracionismo tiene sus raíces en el pensamiento marxista, particularmente en la idea de que el capitalismo contiene las semillas de su propia destrucción. Karl Marx, en su obra El Manifiesto Comunista (1848), argumentaba que el capitalismo, con su implacable impulso hacia la expansión y la innovación, inevitablemente generaría contradicciones internas que lo llevarían a colapsar. A medida que el sistema capitalista desarrollaba nuevas tecnologías y formas de producción, también generaba desigualdades y tensiones que, en última instancia, harían insostenible su propio modo de existencia.

Sin embargo, fue en la segunda mitad del siglo XX cuando el aceleracionismo adquirió un matiz más filosófico, en particular a través del trabajo de pensadores como Gilles Deleuze y Félix Guattari. En su influyente obra Anti-Edipo (1972), estos filósofos franceses argumentaron que la única forma de superar las limitaciones del capitalismo es «acelerarlo», permitiendo que sus fuerzas de disgregación y transformación trabajen sin restricciones hasta un punto de ruptura.

Para Deleuze y Guattari, el capitalismo es una fuerza de codificación y despersonalización que reorganiza constantemente el deseo y el poder en la sociedad. En lugar de tratar de frenar o resistir este proceso, propusieron que la aceleración podría revelar un futuro más allá del capitalismo, uno en el que las estructuras actuales colapsen y den lugar a nuevas formas de organización social y económica.

2. Aceleracionismo en el Siglo XXI: Neoliberalismo, Tecnología y Capitalismo

El aceleracionismo moderno toma estas ideas y las aplica al mundo contemporáneo, caracterizado por el avance vertiginoso de la tecnología, la globalización y la creciente influencia del neoliberalismo. En un mundo donde la automatización, la inteligencia artificial y la biotecnología están remodelando rápidamente la economía y la sociedad, los aceleracionistas argumentan que intentar detener o frenar este progreso es no solo inútil, sino contraproducente.

Nick Land y el colectivo Cybernetic Culture Research Unit (CCRU) de la Universidad de Warwick, en los años 90, son considerados pioneros del aceleracionismo contemporáneo. Land llevó las ideas de Deleuze y Guattari a un nuevo extremo, proponiendo que el capitalismo no debe ser reformado ni destruido, sino acelerado hasta que se convierta en algo irreconocible, algo que trascienda el control humano. Según Land, la aceleración del capitalismo tecnológico eventualmente conducirá a una singularidad, un punto en el que las tecnologías emergentes, como la inteligencia artificial avanzada, transformarán por completo la civilización humana.

Land ve el capitalismo como un sistema cibernético que, al ser acelerado por la tecnología, alcanzará un estado en el que el control humano será irrelevante. Para él, el progreso imparable de la tecnología y los mercados globales nos llevará a una fase posthumana, donde las fuerzas económicas y tecnológicas determinarán el futuro de manera completamente autónoma.

3. Aceleracionismo de Izquierda y Derecha: Dos Vertientes Contrapuestas

Es importante destacar que no todo el aceleracionismo sigue la misma trayectoria. A lo largo del tiempo, la teoría se ha dividido en dos ramas principales: el aceleracionismo de derecha y el aceleracionismo de izquierda. Aunque ambas comparten la idea de que el capitalismo y la tecnología deben acelerarse, difieren significativamente en sus objetivos y en cómo conciben el resultado final.

Aceleracionismo de Derecha

El aceleracionismo de derecha, representado por figuras como Nick Land, aboga por un impulso desenfrenado hacia el avance tecnológico y capitalista. Esta corriente ve la aceleración del capitalismo como algo inevitable y, en última instancia, beneficioso, ya que empujará a la humanidad hacia una nueva era posthumana. Los aceleracionistas de derecha tienden a tener una visión casi nihilista, argumentando que el colapso de las estructuras actuales es una consecuencia natural del avance imparable de la tecnología y la economía global. Este colapso no debe ser resistido, sino aceptado como una forma de liberar nuevas posibilidades.

Aceleracionismo de Izquierda

El aceleracionismo de izquierda, por otro lado, utiliza el concepto de aceleración de manera diferente. En lugar de glorificar la descomposición del capitalismo, los aceleracionistas de izquierda ven la aceleración de las fuerzas tecnológicas como un medio para alcanzar el fin del capitalismo y construir una sociedad más justa y equitativa. Según esta vertiente, las tecnologías emergentes, como la automatización y la inteligencia artificial, pueden liberar a los trabajadores de la explotación capitalista, reduciendo la necesidad de trabajo humano y permitiendo una redistribución equitativa de la riqueza.

Uno de los textos más influyentes en el aceleracionismo de izquierda es el Manifiesto Aceleracionista (2013), escrito por Alex Williams y Nick Srnicek. En él, los autores sostienen que, en lugar de oponerse a las tecnologías avanzadas, la izquierda debe apropiarse de ellas para redirigir su uso hacia fines progresistas. Proponen un futuro en el que las tecnologías de automatización y la inteligencia artificial reduzcan drásticamente la jornada laboral, permitan una renta básica universal y construyan una sociedad postcapitalista basada en la igualdad.

4. Aceleracionismo y Tecnología: ¿Progreso o Destrucción?

El aceleracionismo pone el foco en el papel de la tecnología como fuerza transformadora. Argumenta que el avance tecnológico es inevitable y que cualquier intento de frenarlo es fútil. Pero, ¿qué significa esto en la práctica? La inteligencia artificial, la automatización, la biotecnología y otras innovaciones tecnológicas están creando cambios radicales en el modo de vida de las personas. Por ejemplo, el auge de la automatización ya está transformando industrias enteras, eliminando empleos y modificando la relación entre trabajadores y empresas.

Los aceleracionistas ven estas transformaciones como oportunidades. La tecnología tiene el poder de acelerar el colapso de las viejas estructuras económicas y sociales, pero también de habilitar nuevas formas de organización social. Sin embargo, también existe un potencial destructivo. Al acelerar el capitalismo y la tecnología sin restricciones, los aceleracionistas corren el riesgo de promover un futuro distópico, donde las desigualdades sociales se profundicen y el control humano sobre la tecnología disminuya, como argumentan los críticos.

5. Críticas al Aceleracionismo

El aceleracionismo ha recibido numerosas críticas, tanto desde la derecha como desde la izquierda. Los críticos sostienen que acelerar el progreso tecnológico y capitalista sin frenos puede generar consecuencias desastrosas. Algunas de las críticas más comunes son:

  • Inhumanidad del proceso: Al priorizar la aceleración tecnológica, el aceleracionismo puede perder de vista las necesidades humanas, promoviendo un progreso a expensas de la justicia social y el bienestar.
  • Desigualdades crecientes: Acelerar las tendencias actuales del capitalismo podría profundizar aún más las desigualdades existentes, ya que el acceso a la tecnología y los beneficios del progreso no se distribuyen equitativamente.
  • Riesgos tecnológicos: El aceleracionismo no presta suficiente atención a los riesgos inherentes en el desarrollo de tecnologías avanzadas, como la inteligencia artificial. La singularidad tecnológica, por ejemplo, es vista por algunos como una amenaza existencial si no se gestiona con cuidado.

6. El Futuro del Aceleracionismo

A medida que la tecnología continúa transformando el mundo a un ritmo sin precedentes, el aceleracionismo seguirá siendo un tema de discusión central. Las fuerzas que impulsan el desarrollo tecnológico parecen imparables, y la pregunta no es si la sociedad cambiará, sino cómo lo hará y quién controlará ese cambio.

El aceleracionismo nos desafía a repensar nuestras ideas sobre el progreso y la transformación social. Ya sea que adoptemos una postura optimista o pesimista hacia el futuro, está claro que los próximos años estarán marcados por cambios profundos que afectarán a todos los aspectos de la vida humana. Lo que está en juego es si podemos o no moldear esos cambios de manera que beneficien a la mayoría, en lugar de profundizar las divisiones y desigualdades existentes.


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