La Automatización del Conocimiento según David Vivancos

La Automatización del Conocimiento: Impacto y Desafíos en la Era de la Inteligencia Artificial

El conocimiento ha sido, desde el origen de la humanidad, un pilar fundamental del progreso. Desde la tradición oral hasta la escritura, la imprenta y la revolución digital, cada avance ha redefinido cómo adquirimos, almacenamos y transmitimos la información. Sin embargo, el surgimiento de la inteligencia artificial (IA) y los algoritmos avanzados ha iniciado una nueva era: la automatización del conocimiento. Ahora, las máquinas no solo organizan información, sino que también la generan, verifican y presentan de manera dinámica.

En su libro The End of Knowledge (Vivancos, 2023), David Vivancos explora cómo la IA está transformando nuestra relación con el conocimiento y plantea preguntas fundamentales: ¿qué sucede cuando las máquinas pueden aprender, razonar y generar información mejor que los humanos? ¿Seguiremos valorando el conocimiento si está siempre disponible sin esfuerzo? ¿Cómo podemos garantizar que el conocimiento automatizado sea veraz y accesible?

En este post analizamos cuatro grandes impactos de la automatización del conocimiento: el cambio en la forma de aprender, la redefinición de la verdad, el desplazamiento de los expertos humanos y la monopolización de la información.


1. Transformación en la Forma de Aprender

Uno de los efectos más evidentes de la automatización del conocimiento es la alteración en cómo aprendemos y procesamos la información. Durante siglos, el aprendizaje ha requerido memorización, razonamiento y análisis crítico. Sin embargo, con la aparición de sistemas de IA capaces de proporcionar respuestas instantáneas, podríamos depender menos del pensamiento reflexivo y más de la consulta rápida de información.

Un ejemplo claro es la evolución de la educación con herramientas como ChatGPT, Google Bard o Perplexity AI, que permiten a los estudiantes resolver dudas sin necesidad de leer libros completos o analizar fuentes diversas. Este fenómeno podría llevarnos a una «tercera externalización del conocimiento», similar a la revolución que supuso la escritura y, más tarde, la computación.

No obstante, esta dependencia de la IA también puede traer riesgos. Si dejamos de ejercitar nuestra capacidad crítica y confiamos ciegamente en las respuestas automatizadas, podríamos perder habilidades esenciales como la creatividad, la resolución de problemas y la capacidad de análisis profundo.


2. La Verdad en la Era Algorítmica

Otro aspecto crucial de la automatización del conocimiento es cómo la IA redefine qué consideramos verdadero. A lo largo de la historia, la verdad ha sido construida mediante consenso social, verificación científica y debate filosófico. Sin embargo, en la era algorítmica, la IA genera contenido basado en patrones de datos previos, lo que puede amplificar sesgos o incluso fabricar información errónea.

Un caso concreto es el de los deepfakes y los modelos de IA generativa como Midjourney y DALL·E, que pueden crear imágenes hiperrealistas de eventos que nunca ocurrieron. Esto plantea un dilema: ¿cómo distinguiremos la verdad cuando la IA puede fabricar evidencias convincentes?

Además, las IAs pueden estar sujetas a sesgos. Por ejemplo, si un modelo se entrena solo con artículos de un determinado grupo ideológico, su conocimiento estará condicionado por esa perspectiva. Como señala Vivancos, si el conocimiento automatizado no se somete a verificación crítica, corremos el riesgo de aceptar como verdad lo que un algoritmo considera relevante, sin cuestionar su origen ni su validez.

Un ejemplo de este peligro ocurrió en 2023 cuando Bard, la IA de Google, cometió un error en su primera demostración pública, proporcionando información incorrecta sobre el Telescopio Espacial James Webb. Este tipo de fallos subraya la necesidad de un escrutinio humano constante en la generación de conocimiento automatizado.


3. El Desplazamiento de los Expertos Humanos

Con la automatización del conocimiento, muchos roles tradicionalmente ocupados por expertos humanos están siendo asumidos por máquinas. En el ámbito de la medicina, por ejemplo, algoritmos de IA como IBM Watson pueden analizar síntomas y diagnosticar enfermedades con una precisión comparable o superior a la de los médicos.

Lo mismo ocurre en la ciencia, donde la IA está generando nuevas hipótesis y acelerando descubrimientos. Un caso notable es el sistema AlphaFold de DeepMind, que ha resuelto problemas biológicos complejos como la predicción de estructuras de proteínas, un desafío que durante décadas había desconcertado a los científicos.

Si las máquinas pueden generar hipótesis, analizar datos y llegar a conclusiones mejor que los humanos, surge la pregunta: ¿seguirán siendo necesarios los expertos? Vivancos advierte que, aunque la IA puede procesar información a velocidades inalcanzables para los humanos, carece de intuición, ética y contexto cultural, lo que la hace vulnerable a errores sutiles que un experto humano podría detectar fácilmente.

Además, si las sociedades comienzan a depender más de la IA que de los especialistas, podríamos enfrentarnos a un problema de autoridad del conocimiento: ¿quién tendrá la última palabra, la máquina o el humano?


4. La Centralización del Conocimiento y la Monopolización de la Información

Uno de los riesgos más serios de la automatización del conocimiento es la posibilidad de que este se concentre en manos de unas pocas corporaciones. Actualmente, empresas como OpenAI, Google y Meta controlan los modelos de IA más avanzados, lo que significa que tienen la capacidad de decidir qué información es accesible y cuál no.

Si estas empresas priorizan ciertos datos o restringen el acceso a conocimientos críticos por razones económicas o políticas, podríamos enfrentarnos a una nueva forma de censura. Un ejemplo de esto es cómo los motores de búsqueda ya filtran resultados según criterios comerciales o políticos, afectando la diversidad informativa.

Como señala Vivancos, si no se regula adecuadamente la automatización del conocimiento, podríamos entrar en una era donde la información ya no sea un bien público, sino un recurso controlado por unas pocas entidades con intereses propios.


Conclusión

La automatización del conocimiento es una revolución que está redefiniendo nuestra relación con la información, el aprendizaje y la verdad. Si bien la inteligencia artificial tiene el potencial de democratizar el acceso al conocimiento y acelerar el progreso científico, también plantea riesgos significativos: la dependencia excesiva de la tecnología, la manipulación de la verdad, la obsolescencia de los expertos humanos y la monopolización de la información.

Como advierte David Vivancos en The End of Knowledge, el futuro del conocimiento no dependerá solo de las capacidades técnicas de la IA, sino de cómo las sociedades regulen y utilicen esta tecnología para garantizar un acceso equitativo y transparente a la información. El reto no es solo técnico, sino filosófico, educativo y ético. ¿Podremos encontrar un equilibrio entre la inteligencia humana y la artificial sin perder lo que nos hace únicos como especie?


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